Capítulo XI
1. Y respondió Zolar, el namatés, y dijo:
2. ¿Por dicha, muchedumbre de palabras no oirá? ¿Y si varón de labios se justificará?
3. ¿A ti solo mortales enmudecerán, y mofarás, y no escarnecedor?
4. Y dijiste: Luciente habla mía, y puro fui en ojos suyos.
5. Y cierto, ¿quién diese hablar Dios y abrir sus labios contigo?
6. ¿Y hiciese saber a ti secreto de su sabiduría, y que doblado según ley, y entender [que es a ti Dios allende culpa tuya] que eres castigado mucho menos que es tu maldad?
7. ¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin de Omnipotente alcanzarás?
8. Más alto que el cielo, ¿qué farás?; más profundo que el infierno, ¿cómo le conocerás?
9. Longura más que tierra medida suya, y anchura allende mar.
10. Si atalare y encerrare y apiñar hiciere, ¿quién le retraerá?
11. Que él conoce mortales de vanidad, y ve maldad, ¿y no atenderá?
12. Que hombre vano se desvanece, y como pollino salvaje hombre nacido.
13. Si tú establecieres corazón tuyo, y desplegares a él palmas tuyas.
14. Si maldad de tus manos la alongares, y no reposare en tu morada iniquidad.
15. Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás firme y no temerás.
16. Y trabajo tuyo olvidarás, como aguas que pasaron te membrarás.
17. Y tu luz de medio día te lucirá a la tarde, y cuando te tuvieres por acabado nacerás como lucero.
18. Confiarás porque hay esperanza, y cavado dormirás confiado.
19. Y reposarás, y no asombrante; y pregarán tus faces muchos.
20. Y ojos de malvados consumirán, y guarida perecerá de ellos, y esperanza suya cuita de alma.
Exposición
1. Y respondió Zofar, el namatés, y dijo. Toma la mano Zofar, otro de los amigos, y dice lo que los demás, fundándose en los mismos errores.
Dice:
2. ¿Por dicha muchedumbre de palabras no será reprochada?, ¿y si varón de labios se justificará? Parécele que Job a fuerza de palabras quiere vencer el pleito y escurecer la verdad, y por eso dice esto: No pienses que amontonando palabras nos quitarás la vista de lo malo que en ellas encierras, ni imagines que por hablar te has de abonar. Varón de labios quiere decir parlero y hablador.
O puédese entender en otra manera, que diga, lo que es verdad, que quien mucho habla, siempre yerra, y que ansí Job, hablando mucho, había errado también mucho, conviene a saber, en lo que después en el verso cuarto se refiere; pero lo primero me parece mejor.
3. ¿A ti solo mortales enmudecerán; mofarás y no escarnecedor? Nótale de arrogante, y dícele, débete parecer que, hablando tú, no ha de haber quien hable y te responda, y que puedes mofar de todos sin que nadie mofe de ti. Mofar aquí es reprehender algo de lo que se dice, y con meneos de rostro y ojos y con sonido de voz despreciarlo, que esto quiere decir la palabra original, lahag.
Prosigue:
4. Y dijiste: luciente habla mía, y puro fui en ojos suyos. Esto es lo que a Zofar descontentó, y propónelo para razonar sobre ello. Puro fui en sus ojos, entiende, de Dios, por que son las palabras que dijo Job hablando con Dios, y propónelas Zofar ansí como él las dijo.
Dice:
5. Y cierto ¿quién me diese hablar Dios, e abrir sus labios contigo? Dice esto ansí, por parecerle que quien dice lo que ha propuesto, o que está muy obstinado o muy ciego, y que ansí sus razones serán flacas para reducirle, y eficaces solas las de Dios; y por eso desea que hable dél y le diga lo que se consigue:
6. ¿Y que hiciese saber a ti los secretos de sabiduría, y que su ley es de muchas maneras, y entendieses ser castigado mucho menos que es tu maldad? O como el original a la letra: ¿Y hicieses saber a ti secretos de sabiduría, y que doblado según ley, y entender, que es a ti, Dios allende culpa tuya? Secreto de sabiduría, esto es, lo secreto de ti, que él entiende, y tú mismo no lo alcanzas; que quiere decir, tus culpas ocultas, que huyen de tu vista y están como secretas para tu conocimiento, y descubiertas y claras a los ojos de Dios.
Y de esto nacerá conocer lo que se sigue, esto es, que doblado según ley; como diciendo que conforme a su ley y justicia y a los secretos y diferentes respectos de ella, el mal que padeces es sencillo, o la mitad menor de lo que ser debía. Que es lo que principalmente Zofar probar pretende, conviene a saber, que Job padece por ser gran pecador y que sus pecados aún son mayores que el castigo que sufre.
Y declárase más añadiendo, y entender que es a ti Dios allende culpa tuya. Hase de repetir de arriba la palabra hiciese, de esta manera: Y te hiciste entender que es a ti Dios allende culpa tuya, esto es, como declaró nuestro intérprete, que Dios es piadoso y misericordioso para ti diferentemente de lo que tú mereces, y te castiga mucho menos de lo que tus culpas demandan.
Añade:
7. ¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin de Omnipoente alcanzarás? Que todo es al mismo propósito de mostrar que Dios sabe y alcanza lo que Job no alcanza, y que ansí como él no sabe lo secreto que hay en Dios, ansí, por el contrario, Dios ve lo secreto que hay en él y lo que él mismo no sabe; y todo a fin de persuadille que tiene culpas, aunque a él le parezca que no las tiene.
Pero, aunque es verdad que el hombre no se entiende a sí mismo, y que pensará a las veces ser justo, y estará reo y culpado, todavía se engañan mucho estos amigos de Job, y Job tiene mayor fundamento para afirmarse inocente que ellos para porfiar a culparle. Porque él tenía el testimonio de su consciencia, que, aunque algunas veces falta, y aunque no nos hace ciertos del todo, pero al fin es grande y valiente argumento; mas ellos no tenían otra mayor razón que los trabajos que padecía, la cual era clara y engañosa razón, porque de ordinario los justos e inocentes y amigos de Dios son en esta vida los más trabajados, como dice Sant Pablo: que, si a esta vida miramos, somos los más miserables de todos. Y ansí, aunque todo lo que alega aquí Zofar, ansí de la excelencia de Dios como de la miseria del hombre sea manifiesta verdad, pero todo ello va fuera de lo que trata, y no prueba su intento, antes en parte hace argumento de lo contrario. Porque de ser Dios hondo en el saber infinitamente más de lo que los hombres alcanzan, se entiende que, si da trabajos, no es siempre porque los merecen los trabajos, sino muchas veces por otros fines justísimos que Él se sabe y nosotros no podemos saber. ¿Hasta fin de Omnipotente alcanzarás? Fin llama lo último de la perfección y saber de Dios, y ansí dice, ¿podrás por ventura entender a Dios del todo perfecta y acabadamente?
Dice:
8. Más alto que el cielo, ¿qué farás?; más profundo que el infierno, ¿cómo le conocerás? O como el original a la letra: Alturas de cielo, ¿qué farás?, hondura más que infierno, ¿qué entenderás?, que todo viene a un mismo sentido; porque cuando dice alturas, hase de añadir o entender que se añade esta palabra, vence Dios. Y ansí dice: Es Dios más alto que lo más alto del cielo, ¿qué farás?; entiéndese, para alcanzarle o llegar a él, morando tú en la tierra, y Él sobrepujando los cielos.
Añade:
9. Longura más que tierra medida suya, y anchura allende mar. Todo es lo mismo dicho por diferentes maneras, y es conforme a lo que David dice en el psalmo 138:
Pero dice:
10. Si atalayare y encerrare y apiñar hiciere, ¿quién le retraerá? Atala Dios cuando trae a muerte a sus criaturas; y puédese entender como dicho de lo que en las obras naturales hace, que en el estío atala y en el otoño recoge, y en el invierno hace como juntar la fuerza y la virtud encubierta para que se descubra y brote en el verano, las cuales obras nadie puede impedirlas.
Pero mejor viene con el juicio universal de los hombres, y a él miró el que habla aquí, porque allí atalará Dios abrasando el mundo, y encerrará los malos, condenados, y pondrá juntos los buenos, escogidos. Y dice encerrar en los malos, porque estarán presos, y no dice encerrar en los justos, porque, aunque están juntos y en uno, vivirán libres.
11. Que él conoce mortales de vanidad, y ve maldad, ¿y no atenderá? Agora se allega más a su propósito, que es decirle a Job que Dios le conoce y él no se conoce, y ansí se engaña mucho en justificarse.
Mortales de vanidad; bien dice, de vanidad, como poseídos de ella, que es decir, que viven con ella y la tienen de su coche y es su principal alhaja, o, por mejor decir, la señora de la casa toda y la que sola manda. Y juntó mortales y vanidad, que fue abatir nuestra bajeza todo lo posible. La palabra vanidad en el original es save, que a veces quiere decir vanidad, y a veces falsía, y a veces maldad, y todo ello viene bien aquí porque todo ello son proprias señas del hombre y cosas que entre sí andan muy hermanadas.
Y ve maldad, conviene a saber, del hombre, ¿y no atenderá? Como si dijese: Y viendo y conociendo esto, ¿sería por ventura justo que no atendiese a ello y que lo disimulase, y no trujese a juicio? Infiriendo que no sería justo, ni a Dios posible, siendo quien es, dejar pasar por altos las culpas; que es argumento para colegir que nace de esta justicia y advertencia de Dios su miseria y azote, y que al fin como justo, conociéndole pecador, no quiso que acabase feliz y prospero, como al principio vivía.
Mas otra letra dice de esta manera: Y no se entendiente, y ve al que a sí mismo no se ve, y conoce al que a sí no se conoce; que es decírselo a Job, como arriba dijimos. El original a la letra dice, y no se entendiere; pero hase de suplir lo que se calla por propriedad de aquella lengua, y decir y al que no se entendiere; que es lo que arriba dijo, y no se entendiente, porque muchas veces la voz del tiempo futuro tiene fuerza de presente, y de lo que el arte de la lengua suele llamar participio.
12. Que hombre vano se desvanece, y como pollino salvaje hombre nacido, o como otra letra dice, Que hombre vano descorazonado es. Adonde porque dijo conocer Dios la vanidad de los hombres, se torna afirmar en ello, diciendo, que hombre vano: que vale como decir porque todo hombre es vano y pecador, que es también a propósito de hacer pecador a Job, pues lo son todos.
Mas en la palabra descorazonado, que puse, hay diferencia, porque la del original, que es iilabeb que está en forma de verbo y en figura de voz pasiva, por haber también labab, nombre que significa el corazón, suena ser privado del corazón, o serle quitado, o ser descorazonado, como arriba yo puse. Y conforme a esta sentencia puso bien Sant Hierónimo, que se desvanece, porque el desvanecerse o el ensoberbecerse los hombres es una falta de corazón, esto es, de seso y de peso. Mas otros dicen, por el contrario, que iilabeb no sea quitar, sino poner corazón y saber, y ansí trasladan: El hombre es o nace vano, mas será hecho sabio. Mas esta sentencia no viene tan a pelo en lo que hasta aquí se decía y pretendía, que era mostrar el poco ser y saber del hombre, y la falta que tiene en el conocimiento de sí mismo, y ansí viene mejor lo primero. Porque decille descorazonado es llamarle no advertido, liviano, inconsiderado, que nunca entra en sí para mirarse, y que siempre anda fuera o sobre sí para, desconociéndose, desvanecerse.
Y por esta misma razón añade: pollino salvaje hombre nacido, esto es, que el hombre nace y es como un pollino salvaje, que es animal brutalísimo, y, cuando pollino, más bruto. Bien es verdad que, si queremos seguir la otra letra y sentencia, podemos decir que este verso no se ase con lo de arriba, sino viene con lo que después dél se sigue, y que es como una sentencia universal de un particular que luego le sucede.
Porque en el verso que viene después de éste, amonesta Zofar a Job que se vuelva a Dios y ordene su corazón con él; y, antes que se lo diga, dispone agora para decírselo, y hácele la cama, como suelen decir, mostrándole que si el hombre, como ha dicho, nace enfermo de vanidad y pecado, pero es enfermedad que recibe cura, y la recibirá en él si quisiere. Porque dice ansí: El hombre vano, y será enseñado; como si dijese: Aunque el hombre es vano y nace vano como he dicho, todavía puede ser enseñado y mejorado por Dios, si quiere, aplicándose a Él dejarse guiar de Él, porque es animal libre y capaz de doctrina. Y prueba ser ansí, como arguyendo a lo menos de lo más dificultoso a lo más fácil, diciendo: Pollino salvaje hombre será nacido, que es decir, el pollino salvaje nacerá hombre, esto es, se tornará como si naciese hombre con la doctrina e institución. Como si más claramente dijese, los animales fierísimos y brutísimos, domados y amaestrados, olvidan su fiereza y toman sentido de hombres en muchas cosas; ¿cuánto más el hombre, que es libre y de cera, aunque nace vano, si quiere seguir la enseñanza de Dios, podrá arribar a ser bueno y bienaventurado?
Y pues esto es ansí, añade luego:
13. Si tú ordenares corazón tuyo, y desplegares a él tus palmas. Podrás, dice, y tú también, por perdido que estés, volver a lo bueno; y si lo haces, tus culpas y las penas que padeces por ellas tienen remedio cierto y verdadero. Donde decimos ordenares, la palabra original significa ordenar y establecer y enderezar y disponer, y todo ello viene bien aquí; porque la penitencia de que se habla, endereza el ánimo, antes torcido, y le ordena porque le sujeta a Dios y le dispone a los dones del cielo, y le hace estable y firme con el propósito de no pecar más.
Y desplegares a él tus palmas; esto va dicho conforme a la figura con que los antiguos oraban, que era, abiertos los brazos y volviendo al cielo las palmas descogidas. Mas es de ver la buena orden que Zofar guarda; que primero ordena el corazón, que es la fuente del bien y del mal, y de allí sale a las muestras de fuera, como lo hace el dolor verdadero, que primero se enciende en el corazón, y dél brota a la cara y sale por los ojos, y últimamente procede a la enmienda de la vida.
Y por eso se sigue:
14. Si maldad de tus manos la alongares, y no reposare en tu morada iniquidad. Bien dice la alongares, porque la verdadera enmienda toma muy de atrás la corrida, y corta muy de raíz todas las ocasiones del mal.
15. Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás firme y no temerás. Porque los bienes de la enmienda y de la buena vida, y el primero es la confianza que de ella nace, para alcanzar de Dios lo que se le pide. Que alzar las faces aquí lo mismo es que hablar confiadamente, y como decimos, sin vergüenza y empacho; porque con este semblante y rostro hablan los confiados. Y es caso ordinaria en la lengua en que originalmente esto se escribe decir algún semblante del rostro para decir y dar a entender lo que se suele hacer o decir con aquel semblante.
Sin mancilla; y por eso alzará el rostro confiadamente, porque no tendrá mancilla en el alma que le obligue a esconderle. Mas dice, serás afijado y no temerás; que es otro bien del bueno, no ser movido con temor de los males de esta vida, y vivir seguro entre los peligros de ella, ansí por parte del amparo que de Dios tiene y dentro de sí mismo siente, como por andar como superior sobre todo lo que aquí se desea, y cuanto a sí toca, tenerlo por vano e indiferente.
16. Y entonces trabajo tuyo olvidarás, como aguas que pasaron te membrarás. Trabajo es el que de presente padecía; y viene esto segundo de lo otro primero, porque es natural el buen suceso presente borrar de la memoria el mal pasado. Y ansí le dice que, convirtiéndose a Dios, le sucederá todo tan prósperamente, que la prosperidad de entonces le pondrá olvido del mal que pasa agora; y como el agua o el río que corre, en pasando no deja de sí memoria, ansí no dejará en él ni aun acuerdo de sí el mal que agora le anega.
Y vino a pelo, hablando de trabajos, tomar la comparación del agua, porque de ordinario en la Escritura con el nombre del agua se significa el trabajo y calamidad, conforme a aquello del Psalmo: Sálvame, Señor, que me penetren las aguas hasta lo interior de mi alma.
17. Y luz del mediodía te lucirá a la tarde, y cuando te tuvieres por acabado, nacerás como lucero. O como dice otra letra: Sobre luz de mediodía surgirá tiempo; desfallecerás, como alba serás. Tiempo, entiéndese, tuyo, esto es, el resto de tu vida (y como tradujo muy bien Sant Hierónimo la tarde della, cuando parece disminuirse la luz) será claro, que quiere decir, feliz y próspero; que por la luz se significa la prosperidad, como la adversidad por las tinieblas.
Por manera que declara Zofar agora lo que había dicho algo escuramente en el verso pasado. Porque dice que, a la vuelta de la vida y como a la tarde della, cuando suele trocarse la buena dicha en los hombres y como escurecérseles la luz de la salud, alegría y buenos sucesos (y en muchos hombres que han vivido lo primero de su edad descansada y prósperamente, de ordinario esto postrero, como entremés y fin de tragedia, suele ser amargo y trabajoso), pues dice que, cuando a los otros suele el sol de la fortuna ponérseles, resplandecerá en él como cuando está en medio del cielo y del día.
Y añade luego en la misma sentencia, desfallecerás, como alba serás, que es, prosiguiendo en la misma figura de luz y de día, decir, a la tarde lucirás como mediodía, y después de anochecido tornarás a amanecer. En que significa una continuación de prosperidad, que en un mismo tenor nunca viene a menos ni tiene fin, sucediéndose siempre un bien a otro bien, como el mediodía a la mañana, y luego otra mañana al mediodía. Conforme a lo cual dice Zofar que el bueno y temeroso de Dios es siempre prospero y va siempre de bien en mejor, y que su tarde es para más relucir, y su noche para amanecer de nuevo. Que es verdad ansí en el vigor de la edad, porque al bueno, aunque le falte haciéndose viejo, no le falta su buena dicha, como en los tropiezos de la fortuna, porque se levanta de ellos más prosperado, como también en el fin de todo que es la muerte, porque si se le pone allí la vida, es para amanecer otra vez mejor y más resplandeciente.
Mas no es de pasar la diferencia de significaciones que el original aquí tiene; porque lo que aquí decimos, desfallecerás, en el original es thahu—pha, que de su primera significación quiere decir volar, y después relumbrar y escurecer y desfallecer. Lo cual, aunque diferente en el parecer, tiene todo un cierto parentesco entre sí y nace como de una raíz, que es aquello de que tiene su origen; porque huph, nombre de donde al parecer se deriva, quiere decir ala; y de allí la palabra que digo significa lo primero alear o volar, obra propria del ala; y porque el movimiento que la luz hace en lo que relumbra con lustres presurosos, es semejante al batir de las alas del ave que vuela, por eso significa también relumbrar y desfallecer, porque el ave cuando desfallece o se cansa, en ninguna cosa lo muestra más que en el ala, que, caída de su natural al suelo, se le viene a los pies. Y ansí en nuestra lengua a los menguados y desfallecidos solemos llamar desalados, o de ala caída.
Mas porque las aves, de ordinario, al caer del día más que en otro tiempo, salen de sus nidos a volar por el aire, o porque con las alas cogidas y puestas cubren y como escurecen su cuerpo, por eso también significa escurecer o ennegrecer, como arriba decíamos. Pues de estas cuatro significaciones, las tres, volar, escurecer y desfallecer, para lo que a este lugar toca, hacen un mismo sentido, que es el que siguió Sant Hierónimo y yo he declarado hasta agora. Que es decir Zofar a Job que, cuando volare, entiéndese, la edad, pasando de esta vida a la otra, o cuando le desfalleciere la fuerza en la vejez, o se le escureciese y ennegreciere el día de la vida por la muerte (que por esta causa la nombramos escura), esto es, cuando los otros se pierden, él se ganará, y cuando los otros dan al través, él entrará alegre en el puerto, y finalmente amanecerá puro y luciente, cuando los otros fenecen y se apagan para nunca más relucir.
Mas si seguimos lo otro, será otro el sentido y al propósito bien conforme. Porque dirá: relumbrarás, como alba serás. Que es añadir a lo primero, en que le había dicho que sería su prosperidad como luz de mediodía, diciendo: Y no pienses por el mediodía que digo, quiero decir que después se inclinará hacia la tarde tu buena fortuna recibiendo mengua alguna o disminuyéndose, porque ansí digo que lucirás como el mediodía relumbra, que te aseguro serás como la mañana también, esto es, que tendrá la condición de la mañana tu buena suerte, y que lucirás como ella luce subiendo siempre a más luz. Por manera que al comparar la mañana con la felicidad, no es en el cuánto de la luz, sino en el modo de lucir y en el contino crecimiento de ella; porque la luz de la mañana siempre crece, diferente de la tarde, que mengua.
18. Confiarás, porque hay esperanza, y enterrado dormirás confiado. O como dice otra letra, cavaste, confiado dormirás. Por esta manera de hablar significa Zofar lo que hay y se espera después de la muerte, ansí cuanto al ser como cuanto a la memoria: y del justo se dice que hay esperanza, y del malo se niega, como en los Proverbios se ve. Porque el justo muere para descansar y para resucitar después a mejor vida; mas el malo tornará a vivir para morir la segunda muerte, que es la verdadera muerte; el uno muere para vivir, y el otro muere para más morir.
Pues después que Zofar dijo lo feliz de la vida del justo, dice según orden el bien de la muerte. Confiarás, entendemos, cuando murieres, porque hay esperanza, porque morirás para vivir muerto, y para tornar a vivir en estado bienaventurado.
Y lo que se sigue es lo mismo, dicho por diferente manera. Dice, cavaste, dormirás confiado. El cavaste podemos tomarlo por fuiste cavado, esto es, enterrado, como lo tomó Sant Hierónimo; y ansí dice que, después de haberle enterrado, dormirá, porque gozará de reposo; y dormirá confiado, porque estará cierto de resucitar para vivir mejor vida.
O en otra manera: que en el cavaste se encierra una cierta comparación; y que diga cavaste, esto es, y como si hubiese cavado, o como el que cava y, cansado de cavar, se entrega al sueño, ansí dormirás honda y reposadamente; que es decir que la muerte le será comienzo de descanso, y no como a los malos, principio de tormento y miseria.
O si queremos decir que cavaste es como quien dice trabajaste, también vendrá a pelo, porque dirá: Y porque trabajaste obrando bien mientras vivías, cuando vinieres a dormir en la muerte, será con gran confianza de reposo. Porque del bien vivir nace el alegre y seguro morir, y las obras de la vida esfuerzan al hombre en la muerte, y se van con él como acompañándole, como dice Sant Juan: Sus obras los siguen.
Dice más:
19. Y reposarás, y no asombrante, y pregarán tus faces muchos. Lo pasado pertenecía derechamente a la confianza de la resurrección; esto de agora es proprio del reposo con que descansaban entonces en el limbo. Y ansí dice, y no asombrante, esto es, y no habrá ni figuras fieras, ni voces temerosas ni golpes doloridos que te quiten tu reposo o le rompan en manera alguna. Y pregarán muchos tus faces; dícelo por la honra y el servicio debido que dan los vivos a los sanctos después de muertos.
Y con esto pasa a decir de los malos, y con ello concluye y dice ansí:
20. Y ojos de malvados consumirán, y guarida perecerá de ellos, y esperanza suya cuita de alma. Los ojos en muchos lugares de la Escritura quieren decir los deseos; y lo que dice consumirán, en la palabra original puédese tomar en significación o activa o pasiva, de manera que diga serán consumidos, y lo uno y lo otro es verdad, porque los deseos de los malos son consumidos, porque perecen con la vida, y como las cosas de que son, ansí ellos también son vanos y caducos; y también ellos consumen porque de ordinario los malos mueren a mano de sus deseos, y el azote de los que mal aman, las más veces es eso mismo mal amado, conforme aquello de los Proverbios: [Al impío sus mismas maldades le aprisionan, y es constreñido con los cordeles de sus pecados.]
Y guarida perecerá de ellos. Los malos en esta vida muchas veces tienen manida pero nunca guarida: tienen manida porque algunos de ellos viven con prosperidad; pero no tienen guarida, porque siempre que los acomete el trabajo y la adversidad, los alcanza, quiero decir, los derrueca y vence y ni saben ni pueden guarecerse.
Y en esto, como en lo demás, se diferencian notablemente del bueno; porque éste, si cae en trabajos, es para levantarse de ellos; mas aquéllos caen para caer, esto es, para quedarse caídos, como dice Salomón: Siete veces cae el justo y se levanta, mas los impíos caen de hecho. Mas lo que se sigue es mucho peor, y la esperanza de ellos ansia del alma; porque esto toca a la muerte, y lo que después de ella les sucede, que los dos males sobredichos eran males de vida. Pues dice su esperanza, que es lo que esperan o el mismo esperar; lo que esperan, muertos, es eterno mal; el esperar que tienen mientras viven es temer, temblar, entristecerse y angustiarse.
Porque, aunque en gozar lo presente los malos se aventajen, pero en echando adelante los ojos, su esperanza es horror y ansia del alma; y ansí no esperan, sino temen, y por eso dice que su esperanza es agonía o ansia de corazón. Lo cual se dice bien, o lo entendamos de lo que se espera, o del esperar mismo; porque si decimos del esperar, sin duda, es ansia fiera, porque es, como dicho habemos, no esperanza, sino temblor. Y si hablamos de lo esperado, con ninguna palabra se declara más que llamándolo ansia o cuita de corazón; porque de los dolores que se padecen en el infierno, el fierísimo es verse los condenados vivos y muertos, y, como si dijésemos, entregados a una muerte viva.
Esto es decir que, con verse, cuanto es de su parte, hábiles para emplear sus sentidos y facultades en aquello que es de su gusto, ven que Dios les impide y quita totalmente el emplearse en ello; y no sólo esto, sino que están forzados a emplearlos en todo lo que es su disgusto; y ansí el ser no les sirve sino para padecer, y el sentir para sentirse muertos a todas las obras de vida gustosa.
Y este sentir, si le queremos dar su proprio nombre, no es otra cosa sino cuita y agonía y rabia, y, como aquí se dice, ansia del alma.
Y con esto concluye Zofar su razonamiento, en que debemos advertir y entender que, en lo que de los buenos y malos dice, su intento es afirmar que a los buenos les sucede en esta vida ansí siempre, y a los malos siempre por el contrario: de que secretamente concluye que Job es malo, pues es ansí castigado.